Relatos de Jjojismos

· La última bolchevique (concluido), una mujer regresa del exilio y se encuentra con un país devastado por la guerra. Perseguida, deberá aliarse con los compañeros que la traicionaron para luchar por su supervivencia.
· Una nueva historia (en proceso), 1913, han asesinado al hijo de un importante empresario, el detective Jhan, un troglo, no cree que el sospechoso detenido, un trabajador de oficinas mamón, sea el verdadero asesino.
· Jaime (en proceso), la secuela de La última bolchevique. Bella, colaboradora de los nuevos bolcheviques se lanza a la búsqueda del a la par odiado y amado Jaime para evitar una nueva guerra.
· La muerte de Ishtar (en proceso), nos situamos a finales del siglo IV, principios del V. La nueva religión cristiana se abre paso frente a las antiguas creencias paganas. Dos mundos chocan y luchan entre intrigas, persecuciones y aventuras.

viernes, 30 de mayo de 2014

La muerte de Ishtar. Capítulo 3.2.

Flavio Gregorio se despertó mientras le atendía la hija del tabernero y la meretriz castaña. Le habían lavado y vendado la herida. El tabernero no quería más problemas de los que ya tenía.

- Selene es una salvaje - le dijo la hija del tabernero mientras le daba un poco de vino al soldado -. Mi padre le pide disculpas por lo acontecido.

Gregorio apartó a la muchacha y bebió un gran trago de vino de una jarra que el tabernero había dejado allí a propósito.

- Selene, eh? - dónde puedo encontrarla.
- Se habrá refugiado con los suyos en el interior. Es una maldita pagana.

Jaime. El obrero 4.2

- ¡Mierda que hacemos!

Allí estaban los tres agazapados, sin saber cómo reaccionar. Ahí fue donde por segunda vez, Nick se lo hizo encima. No fue el único. Eso no importaba. Lo único que importaba era salir de allí con vida.

- ¡Usa la radio! - le dijo Fred a Alan.
- Me oirían los fascistas, este trasto es una mierda. Vámonos de aquí.
- ¿Y ese niño que se oye? No podemos dejarlo aquí.
- ¡Joder, joder! Echa una ojeada, tú eres muy rápido.
- Échala tú, tú eres muy listo.
- Ya veo tu preocupación por el niño.
- Ya veo la tuya.
- Iré yo.

miércoles, 21 de mayo de 2014

La muerte de Isthar. Capítulo 3.1

Gregorio volvió a la taberna de Vía Augusta tras su fracaso ante los monjes. No sospechaba que, en sentido opuesto, avanzaban los federados. Quería al menos tratar de recuperar el torque para evitar la vergüenza que supondría volver a casa sin él.

La taberna tenía bastante clientela. Era la hora del almuerzo y viajeros de poca monta y lugareños de escasa reputación degustaban gachas aguadas y vino también aguado.

Ya no estaba el chico, ahora estaba el viejo tabernero, que aunque solo había visto a Gregorio con suciedad y barba, le reconoció al instante. El soldado le amenazó llevándose la mano hacia la empuñadura de su espada y el tabernero trató de contenerle gesticulando con sus brazos. Un tumulto a esa hora podía ser catastrófico para el negocio.

Jaime. El obrero 4.1

El miedo y la adrenalina te impiden pensar. Sólo actúas. ¡Basta de romanticismos y falsas visiones heroicas! Lo primero que le pasó a Nick nada más salir a la acción fue que se cagó encima. Era una misión en teoría sencilla: patrullar por las ruinas de Kergston, una lejana barriada de Caledon destruida por la artillería fascista. Las tropas avanzadas habían divisado movimiento enemigo cerca de las ruinas. Inteligencia sospechaba de que podría ser la punta de lanza de una ofensiva definitiva contra la capital. Pero ellos sólo tenían que patrullar y si veían algo sospechoso informar y replegarse. Punto. En principio ni siquiera abrirían fuego. Solo observar, informar y volver.

viernes, 16 de mayo de 2014

La muerte de Ishtar. Capítulo 2.7

Los monjes pudieron librarse del Candidato, pero no de la tropa federada que se presentó ante el monasterio de mujeres poco después del medio día. Sin mediar palabra atacaron el edificio con fuego y hierro. Las monjas no podían ofrecer ninguna resistencia y los monjes del monasterio masculino que acudieron a tratar de frenar la matanza fueron asesinados. Las mujeres que sobrevivieron fueron violadas hasta la muerte y del edificio solo quedaron cenizas y piedras ennegrecidas.

Jaime. El mercenario 4.1

- No me quedó más remedio que darme a conocer.

- Por lo que cuentas no parecía haber otra alternativa.
- No me vieron la cara.
- Eso ahora ya no importa.

lunes, 5 de mayo de 2014

La muerte de Ishtar. Capítulo 2.6

- Lamento no poder ayudarle tribuno. Usted comprenderá que abandonan a muchos niños en el monasterio. No todos sobreviven, no a todos podemos mantener... Vivimos tiempos oscuros de barbarie, hambre, miseria... No solo paganos, también buenos cristianos huyen de las ciudades escapando de la guerra y del recaudador de impuestos. Llevan a sus familias con ellos, pero...
- No busco a las hijas de un esclavo - interrumpió Gregorio alterado por las escusas del monje -. Ellas son especiales. Sin duda, padre, las conoce: Son gemelas y llevan las dos tatuada en uno de sus hombros un símbolo caldeo, la estrella de Ishtar...
- ¡Cómo se atreve!

La muerte de Ishtar. Capítulo 2.5

- Tiene mucho mejor aspecto del que me habían descrito.

El abad del monasterio era un hombre de avanzada edad, con la espalda curvada por el paso del tiempo, nariz aguileña y frondosa barba blanca. Vestía con una gruesa túnica de lana gris que le llegaba hasta los pies y un manto oscuro también de lana.

Le acompañaba otro monje vestido como él. Era más joven pero también barbudo, aunque en este caso las canas se mezclavan con cabello negro adoptando una tonalidad gris. Este monje era más alto y fuerte y sus ojos eran grandes y de un azul muy intenso, casi fantasmal.

La muerte de Ishtar. Capítulo 2.4.

Se despertó con mucha resaca. Le dolía la cabeza y notaba la boca áspera como la suela de una sandalia. "Demasiado vino", pensó, pero le apetecía toma algo que le saciara la sed y le relajara las molestias.

Se llevó las manos a la cara para bostezar y se notó afeitado. Sí. Ahora lo recordaba. Un par de meretrices le habían afeitado y le habían lavado. Vio su ropa, armadura y armas en una esquina de la habitación donde se hallaba.

Pero también comprobó que le faltaba algo de mucho valor para él. No era dinero. Ya estaba sin blanca. Era su torque!

sábado, 3 de mayo de 2014

La muerte de Ishtar. Capítulo 2.3.

Ya por fin, sin las rigideces del protocolo, lejos de las miradas de los aristócratas y sacerdotes provincianos, pudo el Duque entrevistarse con Sigerico y Antíoco. Les esperaba en un lujoso palacete situado dentro de los muros de la ciudad que los magistrados  le cedieron. Pertenecía a una vieja familia acomodada de soldados veteranos. No tenía la suntuosidad de las residencias de Roma o Milán, pero era confortable. Para el Duque era más que suficiente, acostumbrado como estaba a los cuarteles. En la reunión también estaban presentes el joven tribuno Flavio Constante, su lugarteniente, así como su secretario particular, un eunuco griego, calvo y gordo, llamado Eudoxio.